jueves, 25 de febrero de 2016

Revistas que me compro. Burda clásicos Septiembre de 2012.

Que no. Que no acabo de terminar nada de costura para poder enseñarlo. Y lo que tengo terminado, no he tenido oportunidad de hacerle fotos. Espero que la semana que viene se de mejor. Mientras tanto, hoy os comento una revista que tiene ya sus añitos, pero como su propio nombre indica, sus modelos son tan clásicos que pueden usarse muchísimo. Y para las que estáis pensando que son un poco rancios, os doy la razón, pero cambiando las telas (y peinándose de otra manera, que las modelos parecen sacadas de los años 50), se les puede dar un aire más moderno. En realidad, más que Burda Clásicos, podría llamarse Burda Básicos. La revista salió en otoño de 2012 y supongo que será difícil de encontrar, pero si llega a vuestras manos, no la soltéis, porque le vais a sacar partido.

De esta revista he hecho tres patrones, pero la falda básica recta la he hecho ya 5 veces: dos para mí, otras dos para una amiga y otra vez para otra amiga. Y es que el patrón puede parecer sencillo, pero sienta muy bien y cambiando la tela y algunos detalles da mucho juego. Para mí la he hecho en mohair verde hierba y en viscosa marrón. Para mi amiga Maribel hice una versión de invierno de lana de cuadros y una versión de verano en  lino verde hoja (en esta misma tela me hice mi falda "Summer in the city" y mi blusa Polly). Y mi amiga Mariló quería una falda negra recta, sencilla y con largo a la rodilla. No la encontraba pero con este patrón y una tela de lana estupenda creo que quedó contenta. Es un patrón muy simple pero que siempre, siempre queda bien.
El tocado es inenarrable. La falda es recta, simple, sin artificios...
...e impecable























También me he hecho la chaqueta a la cadera que aparece en las fotos junto con la falda. Mi versión lleva cuello y bolsillos de parche y la tela es un tweed marrón con hilos brillantes en color cobre.



El otro modelo de falda que he hecho ha sido la de capa. He de reconocer que no me gusta tanto, pero quizás porque me equivoqué en la elección de la tela: era demasiado gruesa para tanto vuelo y al final quedaba demasiado "pesada".
Demasiado vuelo para una tela de invierno. En algodón tiene que quedar mejor
Por último, hay otros patrones que me gustan pero que no hecho por falta de ganas, de inspiración o de la tela adecuada.
Un vestido cruzado de punto. Aún no he encontrado una tela que me inspire, pero caerá.
El peinado de la modelo, sin comentarios.
Y este vestido también me parece aprovechable. El talle imperio y el escote cuadrado suelen sentar bien.

 Y aquí están los modelos al completo por si queréis curiosear. La chaqueta recta y el abrigo no me gustan demasiado. La blusa cruzada tiene posibilidades. La falda larga con cola me fascina, pero dudo que llegue a hacerla nunca.

Y a ver si la semana que viene consigo terminar algo, fotografiarlo y enseñároslo.

jueves, 18 de febrero de 2016

Revistas que me compro: Ottobre 2/2016

El martes llegó a mi buzón el último número de mi suscripción a Ottobre, que es el de la temporada primavera- verano de mujer. Y como soy así de buena y generosa, os lo voy a comentar.
Como siempre, los puntos fuertes son los diseños básicos y ponibles. Y lo que más agradable me resulta cuando ojeo la revista: que las modelos sean gente variada en edades, colores, alturas y tallas.
Empezamos bien. Las primeras páginas nos muestran dos camisetas muy bonitas: una de línea evasé, que puede quedar muy chula con una tela que tenga suficiente caída y la otra con unas originales aberturas en los hombros. En cuanto a las bermudas, son de las prendas que más odio en este mundo. Una es de extremos: o te pones un pantalón corto-corto de verdad y vas luciendo muslamen o te lo pones largo. Los largos intermedios (bermuda a la rodilla, pantalón pirata...puag...argggg) los detesto, con la única excepción del capri ajustadito al tobillo, que sí me parece favorecedor y elegante.
Que camisetas más monas, oiga. Las bermudas mejor ni las miro.
De los siguientes modelos me encantan las telas, pero los diseños, la verdad, me parecen bastante planos: una blusa muy, muy (demasiado) clásica y una falda un poco tontona. Solo las salvan los estampados fantásticos. Sí me gusta mucho la idea de la camiseta-blusa con las aberturas laterales con cremallera. Lástima que en la foto no se vean.
Otra vez la bermudita. Estos quieren matarme...Menos mal que la camiseta es bonita y el estampado de la falda me ENCANTA.
Y en uno de los siguientes modelos se une a la bermuda otra de las prendas que más detesto en el mundo: el mono. Definitivamente, soy una maniática y estos han acertado con todas mis fobias...De todas formas, si la bermuda la odio por parecerme poco favorecedora, el mono lo odio simplemente porque me parece incómodo para ciertas cosas (que todo el mundo puede imaginarse), pero puedo conceder que a veces quedan muy bien. La versión vestido es tolerable, pero tampoco nada del otro mundo.
Mono+bermuda. Mis mayores fobias en una sola prenda.
Estos tres vestidos me gustan MUCHO, pero también veo que lo que luce son los estampados de las telas, más que el diseño, que es básico, básico. Su mayor virtud es ser versátiles y sacar mucho partido a las telas.
Bonitos, pero ¿no son demasiado simples? Y la muchacha está muy seria, parece que está en una rueda de reconocimiento o algo así, pobre criatura.
Este es mi modelo favorito de este número. Me encanta el contraste de telas (flores-rayas, ¡es lo más!) y los insertos triangulares. Aparte de ser un diseño un poquito menos básico, la convergencia de líneas justo en el centro del vestido me gusta mucho.
Interesante el uno, sencillito el de más allá.
Aquí tenemos una camiseta de lo más simple: recta, escote amplio. Un patrón utilísimo para cualquier ocasión. El vestido es también bonito y me encanta el lino que han usado.
Vestido y camiseta, guays, pantalón, solo soportable. Si fuera ajustado al tobillo, mucho mejor (ya, ya sé que son manías mías).
Entramos en la sección BBC (Bodas, bautizos y comuniones) con unos conjuntos con aire festivo y algo más formal. El vestido es el mismo de la foto de la rueda de reconocimiento. Aquí se muestra la versatilidad del patrón. Según la tela, cambia totalmente el aire del modelo. El otro conjunto me gusta mucho. Me gusta que la falda recta tenga las pinzas en la cadera en lugar de en el cintura y también el faldón de la blusa. Muy elegante a la par que primaveral.
De aquí al Domingo de Ramos
Y por último, dos modelos también festivos pero más juveniles y menos formales. Los dos comparten el patrón del cuerpo, con distintas tirantas. La versión vestido lleva una falda con muchísimo vuelo, sin corte en la cintura. Las costuras princesa se prolongan del pecho hasta el bajo. El top sí va cortado a la cintura y tiene un pequeño peplum muy gracioso. La falda es la misma que la foto anterior.
Primaveral, primaveral. La tela estampada no me gusta nada, la verdad
Resumiendo, ninguna gran innovación, pero sí patrones básicos para usar mucho con distintas telas. Y alguna buena idea si tienes alguna ceremonia familiar a la vista.
La semana que viene espero haber terminado de coser un vestido (bastante complicado, la verdad sea dicha) que tengo entre manos y poder enseñároslo. ¡Deseadme suerte!

jueves, 11 de febrero de 2016

Películas para costureras I. La cortina providencial

Hoy empiezo una nueva serie dentro de mi labor social de difusión de todos los aspectos de la costura (sobre todo los más raros y peregrinos): las películas para costureras.

Es un hecho comprobado que a ninguna costurera le gusta el cine porno. ¿Por razones morales? Pues no: simplemente porque no hay apenas vestuario, que, como toda buena adicta sabe, es lo que le da calidad a la película.

Hecha esta rotunda afirmación, hoy vamos a tratar de un subgénero que yo he bautizado como "la cortina providencial".
Todos hemos visto alguna película en la que la protagonista, ante una necesidad imperiosa de ropa chula, mira las cortinas pensativamente y, en la siguiente escena, está ideal con un vestido hecho sin esfuerzo aparente con la tela de esas milagrosas cortinas.

El ejemplo más famoso es Lo que el viento se llevó. Recordemos la escena. Escarlata O'Hara, pobrecita ella, está agotada de tanto trabajar y agobiada por las deudas de Tara, que lo de ser terrateniente sureña es lo que tiene. Se entera de que Rhett Butler está en la cárcel, pero también de que se rumorea que se las arregló para escamotear una gran fortuna antes de la derrota. Escarlata quiere engatusarle para conseguir el dinero (y tal vez otro marido), pero está muy desastrada de tanto trabajar en los campos de algodón y de pasar hambre y de jurar que nunca más volverá a pasarla (el hambre), que eso quema cantidad.

Y entonces viene ese momento mágico del que hablábamos: mira fijamente las cortinas del salón y, acompañada por las protestas de Mammy, pide la caja de patrones de su madre. Es un pequeño detalle de realismo: al menos se molesta en cortar la tela con patrón. Lo siguiente que vemos es a Escarlata espléndidamente vestida de terciopelo verde de dos tonos, con un sombrerito ideal de plumas (¿de dónde las ha sacado? ¿no quedamos en que no había nada que comer en Tara? ¿aún quedaba algún gallo? ¿habrá sufrido daños irreparables?) y con las borlas de pasamanería de las cortinas de su santa madre a modo de cinturón. Recordamos que Escarlata tenía esclavas (aunque las trataba como si fueran de la familia, blablabla...). Solo este hecho puede explicar semejante hazaña. Y recordad también que la máquina de coser estaba ya inventada, pero hasta la década de 1870 no se generalizó su uso y menos doméstico.

Cosido a mano y de un día para otro. Nada como la mano de obra explotada...
El creador de esta maravilla tan poco realista es Walter Plunkett. Este señor, evidentemente, no lo diseñó y lo cosió en una noche, por muchos esclavos que tuviese a su disposición. Toda su carrera trabajó para la MGM y diseñó también el vestuario de otras fastuosos obras maestras como Cantando bajo la lluvia o Siete novias para siete hermanos. 

Y ya que hemos nombrado musicales, vamos a por otro ejemplo: Sonrisas y Lágrimas (o The Sound of Music). Seguro que os acordáis de la escena. La buena de Julie Andrews acaba de recibir una buena bronca del Capitan Von Trapp (ains, ese Christopher Plummer) pero, lejos de amilanarse, se propone hacerles unos trajes a los niños para que jueguen a sus anchas. ¿Y de dónde saca la tela? ¡Pues de donde va a ser, de las cortinas, claro! Como es habitual, les echa una mirada reflexiva y lo siguiente que vemos es a los niños, que, -- no lo olvidemos -- son 7, y a su cantarina institutriz, triscando por Salzburgo cual cabritillas alpinas. El mayor misterio es como consigue coser esos trajes monísimos en una noche y sin siquiera tomar medidas, ahí, a ojo de buen cubero. Ah, y cada uno es diferente, para no traumatizar a los pobres niños con otro uniforme.
¡¡¡No quepo en mi de gozo de lo bien que coso!!!

Los niños van un poco cortitos, es verdad, pero los de las niñas me han quedado fetén.

Dorothy Jeakins, también una profesional de estudio,  que trabajó primero para la Paramount y luego para la Twentieth Century Fox, es la responsable de esta imposibilidad costuril. Trabajó en muchas, muchas películas, por ejemplo Sansón y Dalila (por la que ganó un Oscar), Niágara, Creemos en el amor o El fuego y la palabra. Por Sonrisas y Lágrimas fue nominada también, pero no ganó (ganó Doctor Zhivago, claro).
Al fondo se ven las famosas cortinas
Para terminar, otros dos casos menos conocidos, sugeridos por amigas cinéfilas. Uno es Encantada (Enchanted), una peli de Disney protagonizada por Amy Adams. Desgraciadamente, no he podido verla y no sé como se desarrolla el "momento cortina". Si alguien lo sabe, que nos lo cuente.
La otra es El amor perjudica seriamente la salud, que sí he visto, pero de la que tampoco recuerdo la escena concreta. Me quiero acordar de que a Diana Balaguer, el personaje de Ana Belén, en un momento dado se le rompe el vestido e improvisa sobre la marcha uno preciosísimo con unas cortinas, pero hace mil años que la ví y no puedo concretar más.

¿Os acordáis de alguna más? ¿Alguien ha detectado más imposibilidades costuriles en el cine?

jueves, 4 de febrero de 2016

La falda de charol "Barbarella" del Burda Vintage 2015

Después de un par de semanas dedicada a las chuminás campestres...digooo...a la  rigurosa investigación científica sobre el síndrome de la costurera  y sus peores síntomas, esta semana ya toca coser algo de verdad y enseñarlo en RUMS.

Como buena cinéfila, un modelo de falda que se llame "Barbarella", esa locura pop protagonizada por Jane Fonda, me tiene que gustar. Por cierto, si no habéis visto esa peli aún, salid corriendo a buscarla, os vais a reír un montón y seguro que sacáis un par de ideas del vestuario sexy-futurista que diseñó Paco Rabanne (creo que por ahí le empezó a Paco la ida de olla con las naves espaciales).
Este es uno de los diseños más discretos.
Por eso, cuando comenté el Burda Vintage de 2015 dedicado a la moda de los 60, ya os anuncié que este era de mis modelos favoritos, sobre todo la faldita. El nombre, el charol, los brillos...todo me llamaba.

Como sé que no os acordáis, este es el modelo original del Burda Vintage 2015

El mayor inconveniente era encontrar la tela de charol y los broches metálicos del cierre. Pero los dioses de las rebajas vinieron en mi ayuda y encontré una tela de polipiel con acabado absolutamente plasticoso y acharolado en negro en Julián López a 7 euritos de nada el metro. Y los broches, busca que te busca, los encontré en amazon.es, a 6 euros los 30 broches (10 de cada color) con una herramienta para colocarlos, más 3 euros de gastos de envío. 
Bodegón de remaches. Los instrumentos de trabajo de la costurera pueden ser muy insospechados

Al final he usado medio metro de tela y 8 broches (la falda lleva solo 6, pero me cargué dos por usar el martillo con demasiado entusiasmo), así que el caprichito de tener una mini acharolada me ha salido estupendo: 3,5 euros de tela y 3 euros de broches ¡una ganga!. ¡Y encima tengo un nuevo súper poder! ¡He aprendido a colocar broches y remaches!
La falda no es más que una faldita básica, un poco evasé y con algunos detalles curiosos. Por ejemplo, lleva cuatro pinzas por cada lado en lugar de dos, supongo que para no hacer una pinza grande que hubiera sido más difícil de doblar en un material tan rígido. También tiene unas tapetas o falsos bolsillos laterales muy resultones. Y el cierre delantero con broches queda bastante sersi.
Pinzas. Dos en cada lado y afianzadas con una segunda costura. Queda bonito y aplana la tela, que es muy rígida

La tapeta queda así de mona
Y la falda, así de ajustadita
Pensaba que la tela iba a ser muy difícil de coser, pero no. La gran ventaja es que no se deshilacha, así que no hay que remallar ni sobrehilar y se corta estupendamente. La única precaución es que hay que usar una aguja especial para telas de piel o polipiel (que se encuentra en cualquier mercería). Estas agujas están menos aguzadas para no romper el tejido. También es conveniente usar alfileres lo más finos posible para señalar y sujetar sin agujerear (mucho) la tela. Y, por supuesto, planchar con un paño y con calor medio, para que no se estropee el acabado plasticoso, que es lo que le da calidad al modelito.
Ah, no es estrictamente necesario, pero si tenéis un prensatelas de teflón, es conveniente usarlo para que la tela corra mejor.
El modelo original no llevaba cinturilla, pero yo se la he puesto porque me resulta más cómoda. Los ojetes decorativos que llevaba el modelo original en el bajo no logré encontrarlos por ninguna parte, así que prescindí de ellos. Además, la falda ya lleva suficiente metal y no queremos pitar en los aeropuertos, ¿verdad?
Resumo los materiales:
  • Medio metro de tela acharolada.
  • 6 broches automáticos para remachar (y alguno de repuesto, por si se va la mano con el martillo, que os conozco).
  • Aguja de máquina especial para coser piel y polipiel.
  • Hilo a tono.
  • Alfileres finos.
  • Prensatelas de teflón (opcional, pero facilita la costura).

Y no podía faltar la foto haciendo el indio (en el Archivo de Indias, claro)